Vamos en el coche los cuatro rumbo al motel más cercano, en el camino y como siempre me sucede con las situaciones del mundo liberal, no puedo dejar de pensar...
—¿Cómo es que llegamos a esto?
—¿Qué chingados estamos haciendo?
—Pero si acabamos de conocer a esta pareja hace apenas tres horas
Bueno retrocederé unos minutos para explicarles cómo sucedió...
Ya pasa de la 01:00 PM, nos han cerrado el bar (segundo del que nos corren), me parece claro que los cuatro queremos seguirla, la química fue instantánea y la noche aún es joven.
Salimos del bar y empezamos a barajear las opciones que hay para continuar la velada, habremos nombrado uno o dos bares viables, sin embargo, ninguno nos convence realmente, y es que algo me dice que más que ir a un bar ellos también tienen ganas de ir a jugar, pero mi intuición ya me ha fallado antes y tengo miedo de volver a equivocarme, pero este mundo es de los que se arriesgan ¿apoco no?, me armo de valor y... —Quisieran que la sigamos en un motel— les pregunto, arriesgándome a recibir nuestro segundo rechazo por una pareja, ambos se miran mutuamente y en lo que me pareció que fue una eternidad —Sí, nos gustaría— responden.
Esperen un momento, creo que para explicarme mejor tendré que retroceder un poco más, exactamente quince días atrás, así es como empezó esta historia...
El Preámbulo
Como les habíamos contado, tuvimos algunas citas con varias parejas, procuramos que fueran en grupo, ya que sentíamos que entre más personas estuvieran, nos sentiríamos menos incómodos, y efectivamente funcionó, además de conocer más gente en una sola salida, también resultaba más fácil seguir la conversación entre todos; sin embargo, en una cita grupal, es difícil generar afinidad con una pareja en especial y aunque conocimos varias atractivas, todo quedó en deliciosas cenas y pláticas subidas de tono.
Pese a lo incómodo que pudiera resultar una cita a ciegas con una sola pareja, nos decidimos a concertar una, había una pareja con quien habíamos estado chateando y desde un inicio sentimos afinidad por ellos, además de la atracción física por supuesto, los invitamos a salir y acordamos la hora y lugar.
La Preparación
Pues decidimos que esta vez fuera en un lugar más casual, nos decidimos por uno popular de la Col. Americana, como dije antes, en las citas anteriores no habíamos hecho nada y en realidad no pretendíamos que sucediera nada en esta, pero decidimos prepararnos por si algo sucedía, uno nunca sabe.
Mariana se tomó un día para arreglarse, fue al salón de belleza y después acudió a su depilación láser, debo decir que después de esas sesiones, le queda “D e l i c i o s o” y bueno, pues… yo me bañé y me peiné, que más le queda a uno.
Se llegó el día de la cita, tuvimos un pequeño contratiempo con la niñera (suele suceder) así que les avisamos que llegaríamos más tarde, ellos ya estaban esperándonos. No acostumbramos compartir fotos de rostro, así que ninguno sabíamos como era el otro, literalmente era una cita a ciegas y aquí quisiera hacer un paréntesis y preguntarles...
Antes de entrar al ambiente ¿ustedes tuvieron alguna vez una cita a ciegas?
Pues nosotros jamás, he preguntado tanto dentro como fuera del ambiente y realmente no conozco a ninguna persona que haya tenido una, es curioso que este ambiente te lleva a hacer cosas que no harías en el mundo vainilla, además de tener sexo en grupo claro.
Llegamos al bar y nos reconocimos por el atuendo, ambos resultaron ser, en efecto muy atractivos, Jenny (así le llamaremos) fue vestida con un vestido negro, no muy entallado ni tan corto, sin embargo no se necesita mucho para hacer lucir a esta bella rubia que, aunque dejó mucho a la imaginación, si permitía apreciar sus piernas torneadas que tantas veces había admirado en sus fotos de perfil, y así como yo, la mayoría de los asistentes al bar, no podíamos evitar seguirla con la mirada cada vez que se levantaba de la mesa.
Además de la atracción física, nos parecieron encantadores en su forma de ser, compartimos anécdotas pícaras relacionadas con el ambiente e incluso de nuestra vida vainilla, al final descubrimos que teníamos mucho en común, definitivamente nos sentimos atraídos.
Como dije antes, no pretendíamos ir más allá en esa cita, sin embargo, fuimos de alguna manera, preparados por si ocurría algo más, y por alguna razón sentimos que esa era una opción, en un momento de la noche, le mandé un mensaje a Mariana —Te agradaron, les proponemos seguirla— le pregunté, a lo que ella me contestó —Sí, adelante—.
El Terrible Dolor del Primer Rechazo
Durante uno de esos silencios incómodos que suelen ocurrir con personas que acabas de conocer, hice acopio de todo mi valor y empleando mis técnicas de seducción sacadas del libro vaquero, solo atiné decir —Chicos pues… si ustedes quieren que vayamos a jugar, nosotros listos—.
Solo recuerdo ver su cara de sorpresa, ambos se voltearon a ver, pasaron algunos segundos que sentí como si fuera una eternidad y los cuatro nos empezamos a reír (aún no puedo creer que dije eso).
Ella tomó la palabra y contestó que no venían preparados y que de hecho no se sentía del todo bien (cosa que ya nos habían comentado antes y no tomé en cuenta cuando hice mi propuesta indecorosa), pero que les gustaría que agendáramos una segunda cita, esta vez en un sitio que nos permitiera llevar a cabo nuestros juegos.
Continuamos con la conversación y nos preguntaron sobre nuestros límites, a lo que respondimos —Estamos abiertos a cualquier juego, sin embargo, no hemos llegado a hacer un Full y no sabemos realmente si estaremos preparados para eso— ellos estuvieron de acuerdo y nos comentaron que no habría ninguna presión, cosa que nos dio aún más confianza; ya era tarde así que nos despedimos y agendamos esa siguiente cita para dentro de quince días, ya solo quedaba esperar que se llegara la fecha.
No hay fecha que no se llegue ni plazo que no venza
Tres días antes del encuentro establecimos los detalles, como el lugar, del cual estuvimos de acuerdo en que fuera una habitación con Jacuzzi (nos encantan los juegos en el agua), compré una botella de un buen vino tinto, actualizamos nuestro stock de lubricante e incluso pensábamos ir por un nuevo juguete que nos llamó la atención para que las chicas jugaran, en cuanto al horario, decidimos que fuera durante el día, para tener más tiempo de jugar y no tener presión por llegar a casa ni terminar tan desvelados, claro, como los chavorrucos que somos.
De nuevo, Mariana fue a la depilación y al salón de belleza, ya solo faltaba un día para el encuentro, cuando de pronto…
Recibimos un mensaje que decía que nos tenían que cancelar, era una situación algo delicada y lo entendimos perfectamente pero sinceramente estábamos emocionados con ese encuentro.
Pero esta historia aún no ha terminado
Hasta aquí pensarán que esta es solo una historia de rechazos y decepción, y espero no haberlos aburrido pero, les aseguro que tuvo un final feliz, bueno... de hecho múltiples finales felices.
Como entenderán los que también tienen hijos pequeños, no tenemos muchas oportunidades de salir y ya habíamos conseguido niñera, desde la tarde hasta el día siguiente (24 horas de niñera ALV) así que, decidimos aprovechar y salir nosotros solos, acudimos a nuestro bar favorito, uno de esos donde hay un viejito tocando el piano, mayormente frecuentado por señores jubilados, y teníamos el plan de seguirla en un antro de rock en vivo pero... la diosa Swingalea por fin decidió sonreírnos.
Como siempre, agradecemos su atención y el tiempo que se tomaron en leer este relato, que para nosotros es una forma de compartir nuestras experiencias, pero también creemos que algunas de estas reflexiones pueden ser útiles para otras parejas que, como nosotros, estén dando sus primeros pasos en el mundo liberal, y si les gustó estén pendientes de la segunda parte de esta historia.
Continuará...
Waaww que interesante.
ResponderEliminar