Nuestro regreso al Club Swinger

Somos Mariana y Fer, una pareja mexicana de chavorrucos, y creamos este espacio para compartir nuestras anécdotas en este fantástico mundo liberal, todo con la finalidad de expresar esas emociones que por su naturaleza resulta casi imposible compartir con cualquier persona, pero además queremos creer que algunas de estas reflexiones, pudieran ayudar a otras parejas que al igual que nosotros, también estén dando sus primeros pasos.
Mientras estoy en el trabajo recibo un mensaje de Mariana, era uno de esos recuerdos de Facebook de hace 14 años, al abrirlo veo un pantallazo de una serie de mensajes melosos que intercambiamos, de los que las parejas nuevas suelen publicar (o solíamos hacerlo cuando novios) en el mensaje Mariana me escribe: “te imaginaste en ese momento estar donde estamos ahora” (o hacer lo que hacemos ahora, quizá quiso decir), ya en la noche mientras cenamos retomamos el tema, y mi respuesta fue “No, ni en mis más locas fantasías llegué a pensar estar donde estamos ahora”, disfrutar como lo hacemos ahora, y mucho menos hacer lo que hacemos ahora —¿pero qué sigue para nosotros, si ya hemos cumplido nuestras fantasías, qué seguirá? —me pregunta Mariana, y sinceramente me hizo pensar… algo le contesté en el momento para zanjar el tema, pero también me quedó su inquietud —¿qué seguirá?…
Vamos ya en camino a la reunión con nuestros amigos del #TeamGDL, mientras conduzco no puedo dejar de pensar en aquella plática que tuvimos, ya pasaron algunas semanas desde entonces y eventualmente vuelve a rondar mi mente esa conversación, ¿qué seguirá para nosotros?, ¿llegará un punto en que nos hastiemos del ambiente?, ¿se podrá llegar a la monotonía siendo SW?, ¿estaré haciéndome demasiadas chaquetas mentales?.
Al fin llegamos al lugar del evento y saludamos con gusto a nuestros amigos, hoy es el cumpleaños de nuestra bella Vecinita. Poco a poco van llegando todos los invitados e inicia la fiesta, y como ya les hemos relatado anteriormente , contrario a lo que se supondría de una reunión SW, estas reuniones suelen ser más sociales que sexuales; mientras charlamos con nuestros amigos los Sweets, nos están relatando su última aventura, una experiencia “diferente” y muy excitante que acaban de tener con una chica.
—¿Entonces a ti también te gusta ver? La verdad es que es poco común que a una mujer le excite observar a su pareja, no lo sé, pero creo que es más común en los hombres —le comenté a Mrs. Sweet
—pues, no lo sabía, pero después de esa experiencia aprendí que sí, y lo disfruté mucho —contestó ella
—es cierto, la verdad es que yo no disfruto observar a Fer, de hecho en ocasiones llega a causarme algo de incomodidad todavía —agregó Mariana
—bueno, deberíamos de probarlo juntos un día, dejar que Mr. Sweet y Mariana jueguen y nosotros sólo observar —los cuatro nos miramos y asentimos con una sonrisa perversa, definitivamente sería una experiencia excitante.
De pronto Mr. Sweet dice —¿y por qué no hoy? —y es que al pensarlo nos damos cuenta que estamos en el lugar perfecto como para llevar a cabo la fantasía, así que no hay porque postergarlo, —pues vamos, dice Mariana —y así, sin más, los 4 nos dirigimos a la habitación.
Entrando al coliseo
Al llegar a la alcoba tengo un sentimiento de irrealidad, y no es que no hayamos hecho cosas así antes, sin embargo, esta experiencia en particular tiene algo nuevo, exótico, algo aún más excitante, no puedo evitar sentir que estamos en una especie de coliseo Romano; lo sé, tal vez de entrada te parezca ridícula esta comparación, pero ahora trataré de explicarte mi punto. Verás, creo que el atractivo de las peleas de gladiadores era en gran parte esa crudeza de los combates, la veracidad de los mismos, el poder presenciar algo tan real, tan primitivo y salvaje como la lucha a muerte, un producto del más bajo instinto del ser humano, la morbosidad por la violencia. Y ahora aquí estoy, viendo a mi esposa, la mujer que amo, copular con otro hombre mientras su esposa comparte conmigo el mismo espectáculo, las mismas sensaciones, en lo que a mi parecer es una conducta tan primitiva y morbosa como esos combates; y no lo sé, quizá sea exagerado, pero me parece que incluso un auténtico Romano de la antigüedad nos juzgaría de salvajes por lo que está a punto de acontecer.
En fin, tomo el mejor asiento disponible, frente a la cama que fungirá de arena de combate, estoy más o menos como a un metro de ella, lo que me permite observar la escena completa, y estar lo suficientemente cerca como para casi sentir la acción, a la vez, Mrs. Sweet se posiciona a mi lado en otra silla, ambos estamos listos para el espectáculo.
Y el combate inicia
Como si de un par de gladiadores se tratara, nuestras parejas están listos para enfrentarse, Mariana me dedica una pequeña sonrisa pícara, la conozco, esa sonrisa que sólo le provoca cuando realmente está excitada, y entonces empieza la batalla. De pie, y aún fuera de la cama, con una mano Mr. Sweet toma Mariana de la cintura, con la otra del rostro, y le da un beso, no un beso de amor, un beso sexual, apasionado y brusco; poco a poco se van acercando al lecho, ambos suben a la cama y empiezan a despojarse de su armadura, él la desnuda por completo y dirige sus labios a su sexo, ella se retuerce de placer recibiendo una y otra vez los embates de su lengua y la succión de su boca, de pronto él se incorpora un poco y ahora cambia de estrategia para acabar con su rival, esta vez utiliza su mano, más específicamente sus dedos medio y anular, los introduce en ella una y otra vez con un pequeño movimiento hacia arriba al penetrar, continúa con su ataque hasta provocar un orgasmo, y con este, un chorro de placer que alcanza a salpicarme, un squirt, luego otro, y hasta un tercero; es un hecho que esta es una pelea a muerte, de lo contrario cualquier juez hubiera parado la pelea; ella se queda indefensa, tendida boca arriba y extasiada a más no poder, ¿será este el fin del combate?.
Pero nuestra guerrera se reincorpora a la lucha, lo despoja de las pocas prendas que aún le quedan y lo arroja a la cama violentamente, acerca un poco su boca a la suya como simulando un beso, pero solo le da un pequeño roce de sus labios y en cambio decide usarlos contra su miembro, ahora es él quien se retuerce con cada vaivén de la boca de Mariana.
La pelea se va emparejando, ahora es él quien está indefenso y boca arriba, es entonces que Mariana decide aprovechar su debilidad y montarlo, domándolo de inmediato, lográndolo someter cuál amazona a un tierno potrillo, haciendo ese movimiento de caderas tan característico de Mariana, y que solo los que la hayan visto en acción sabrán a lo que me refiero, ese movimiento que ha hecho terminar a más de uno antes de tiempo; pero él la conoce, ya ha estado antes bajo su ataque, sabe lo que intenta hacer, en un hábil movimiento le da la vuelta poniéndola en cuatro, sujeta sus manos por detrás, haciendo que incline el torso hasta tocar la sabana con sus pechos, obligándola a dejar desprotegida su retaguardia, él lo aprovecha y la embiste de inmediato, golpeando su pelvis contra los muslos de Mariana, penetrándola una y otra vez, produciendo ese sonido de aplausos ahogados por los gemidos de Mariana.
Mientras todo esto sucede, volteo a ver a mi compañera, Mrs. Sweet quien está tan extasiada como yo con el espectáculo, ella se masturba mientras los observa, y no sé en qué momento lo consiguió, pero veo que trae un juguete entre sus manos, sus pechos exudan pequeñas gotas de sudor que van aglomerándose para caer como pequeños ríos hacia su vagina, que ahora me parece que está tan mojada como la de Mariana, ambas escenas son tan excitantes, tan surreales que no quiero perderme de ninguna; decido cambiar de lugar, a una posición que me permita ver ahora a los tres, mientras cada uno libra su batalla.
Mariana y Mr. Sweet continúan con su pelea, ya no hay reglas claras en este combate, eventualmente van cambiando de posiciones, utilizando diferentes estrategias para acabar con su contrincante, pero ambos resultan incansables, ninguno cede al otro, y sinceramente ahora no veo que esta pelea vaya a tener un final, ¿será que tengamos un empate?, ¿qué haría el emperador en tal situación?, ¿declarar a ambos campeones?, ¿dejarlos morir por agotamiento o deshidratación?, ¿enviarlos a ambos contra las bestias?. Pero esperen, algo interesante está por suceder, Mrs. Sweet decide entrar en la arena, lo cual claramente es una violación a los términos del juego, pero al parecer el único que podría interpelar esta falta soy yo, fungiendo como juez y espectador de este combate, y obviamente no lo haré, "lo siento amigo, estás sólo en esto", me reclino en mi silla, doy un trago a mi tequila y decido no intervenir, tan sólo disfruto la inminente conclusión de esta batalla.
Ambas lo sostienen y obligan a recostarse, Mariana toma su miembro con una mano y Mrs. Sweet con su boca, una a una van turnándose hasta llegar al punto de sincronizar sus labios en su miembro, llevándolo al clímax en un lapso tan breve que nuestro guerrero apenas pudo asimilar su derrota, él se sabe vencido y sólo se deja caer fulminado, nuestras amazonas se recuestan sobre él, desnudas, sudadas y victoriosas.
Tan inmerso estaba con el espectáculo que no me había dado cuenta que otros Romanos llegaron a ver la batalla, de pronto el anfiteatro luce lleno de espectadores, y no sólo eso, hay otros combatientes listos para entrar a la arena, en busca de la gloria.
El gladiador derrotado sale de la arena, mientras nuestras dos campeonas esperan a su próximo contrincante, de pronto otra Amazona llega a la arena, lleva consigo un arma algo singular, un especie de Gladio con dos puntas y un arnés que permite atarlo a su cadera, una vez asegurado entra a la arena, las tres guerreras están listas para un nuevo combate.
Continuará…
Fenomenal... nos transportaron allá
ResponderEliminarExcelente relato de tan excepcional encuentro, felicidades!!!
ResponderEliminarJñ
ResponderEliminarY la 2da parte?
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