Nuestro regreso al Club Swinger

Somos Mariana y Fer, una pareja mexicana de chavorrucos, y creamos este espacio para compartir nuestras anécdotas en este fantástico mundo liberal, todo con la finalidad de expresar esas emociones que por su naturaleza resulta casi imposible compartir con cualquier persona, pero además queremos creer que algunas de estas reflexiones, pudieran ayudar a otras parejas que al igual que nosotros, también estén dando sus primeros pasos.
Al fin es sábado, entre trabajo y compromisos familiares llevamos ya un par de meses sin salir de fiesta (ni en plan vainilla ni en liberal), este día por fin lo tenemos libre, además conseguimos niñera (los que tengan hijos me entenderán). En el transcurso de la semana hemos recibido algunas invitaciones a encuentros swinger, un par por lo menos se escuchan bastante tentadores, ambos lo sopesamos y al final, decidimos que hoy tenemos ganas de algo tranquis, algo vainilla de hecho. Como los chavorrucos que somos, decidimos ir a nuestro bar favorito, uno de esos bares tranquilos con un músico tocando de fondo.
En el camino hacia el bar me viene a la mente lo insólito de esa decisión, haber batallado tanto para entrar al Swinger (porque vaya que le batallamos) y de pronto preferir una noche tranquila por sobre una orgía o un intercambio, ¡Demonios! ¿Qué nos está pasando?
Llegamos al bar, mientras tomamos la primera copa al son de un saxofonista, me quedo pensando en esta cuestión, ¿Qué le depara el ambiente liberal a una pareja que ya ha cumplido sus más grandes fantasías?. A menudo, en nuestros inicios, nos preguntábamos qué pasaría el día que ya hubiéramos tenido esas aventuras con las que tanto soñábamos, será que al cumplirlas, y por definición, dejarían de ser fantasías para convertirse en simples prácticas sexuales, ¿Dejaríamos de tener ese sentimiento de irrealidad que tantos orgasmos nos provocó con el simple hecho de mencionarlas durante el acto sexual, y pasaríamos a normalizarlas como si tener sexo con extraños fuera algo cotidiano?. De pronto me doy cuenta de que casi me acabo mi bebida, no sé cuánto tiempo he estado ensimismado, alzo mi vista hacia Mariana y noto que también está pensativa, ¿estará pensando lo mismo que yo?
Decido romper el hielo y preguntarle algo del trabajo, la conversación empieza a fluir y fluctuar entre temas familiares y Swinger. Poco a poco nos vamos relajando, de pronto nos empieza a dar esa sensación de que falta algo, ambos nos miramos, nos conocemos bien y sabemos interpretar la mirada del otro, casi al unísono nos preguntamos —¿vamos a otro lado?
Y aquí estamos ya, es un antro de chavorrucos en el que suelen poner música más de nuestra época, además de que los asistentes también son gente más contemporánea, y por esta y otras razones este se ha convertido en nuestro lugar de caza favorito, sólo que hoy realmente no venimos en plan de caza. Al llegar decidimos que solo pediríamos algunos tragos y nos iríamos temprano, sin embargo, tan pronto entramos, algo nos hace decantar por una botella, pasan las horas y la estamos pasando genial, como buenos chavorrucos sacando nuestros pasitos de baile con las de Fey y timbiriche, vaya que teníamos mucho sin salir.
Once Swinger never go back
Son las 3 AM, sólo falta una hora para que cierren, pero, aún tenemos actitud. Aunque por la hora ya no hay muchas opciones para seguir la fiesta, a no ser que…
—Podríamos ir a un table dance —le propongo sin rodeos a Mariana, a lo que ella, tras pensarlo por unos 2.5 segundos, acepta —¡Vamos! —me dice también sin rodeos. Vale agregar que ella jamás ha ido a un table, por lo que su decisión me sorprendió.
Su primer Table Dance
Y aquí estamos, en el famoso Candy’s dé Guadalajara, que para los que no lo ubiquen, les daré una breve introducción. A mi gusto, es el mejor table dance de la ciudad, no es el más lujoso y tampoco el más barato, pero las chicas de aquí siempre han sido las más guapas, y más que eso, su actitud siempre me ha gustado, además el lugar consta de una pista principal, y varias pistas pequeñas bien distribuidas, lo que te permite tener un buen espectáculo independientemente del lugar en el que te sientes. En fin, después del comercial no pagado (patrocínenos Don Candy's), continuamos la historia.
Como les dije, es la primera vez que Mariana va a un table, al entrar su cara lo dice todo, comienza a hacerme algunas preguntas sobre la dinámica del lugar, y ya que le explico todo, se relaja y comienza a disfrutar. Un par de chicas se acercan y les invitamos una bebida, comienzan a charlar con Mariana y se sorprenden al saber que somos un matrimonio, de pronto es turno de una de ellas de bailar; es todo un espectáculo esa mujer, una venezolana de 1.85 con zapatillas, sólo imagínenlo. Mientras baila, Mariana le confiesa a la otra chica, Rubí le llamaremos, que siempre ha tenido (o hemos tenido) la fantasía de bailar en un table con público, digo porque ya lo había hecho sin él. A lo que Rubí le contesta, anímate, yo te ayudo, nos deja pensarlo un poco y al final aceptamos. La chica llama a su capitán para pedirle permiso, a lo que este accede con la condición de que sólo sea una canción, ambos estamos de acuerdo. Rubí le ofrece a Mariana prestarle algo de su ropa ya que Mariana viene vestida como bibliotecaria. Ambas se van hacia los vestidores y yo me quedo sentado esperando.
Tras unos 10 minutos, que parecieron eternos, por fin salen de los vestidores, Mariana apenas vestida con una minifalda rosa y una blusa transparente con brillos, sólo se ha quedado con su ropa interior. El presentador la presenta (válgame la redundancia) como Italia, aclarando que este es su primer baile, y aquí puedo agregar que además de que realmente parecía una teibolera común (lo digo en el mejor de los sentidos), estábamos ubicados en una esquina del lugar, por lo que pocas personas, salvo nuestros vecinos de mesa, se dieron cuenta que era un miembro del público y no una de las chicas que ahí trabaja.
Arranca la canción que pidió Mariana, Feel It, de Michele Morrone. Sube a la pista ayudada por Rubí y comienza a bailar. Ella por sí sola se ve impresionantemente sexy, pero además se le ve resuelta y tranquila, y eso es algo que admiro de ella, yo estaría petrificado en una situación así, en verdad que hace falta valor para subirse a una pista y bailarle a un montón de extraños. Comienza a quitarse la ropa, primero la falda, seguido por la blusa, que de todos modos no le cubría casi nada, lleva puesta lencería negra, que con su piel blanca y las luces convierten su cuerpo en una antorcha de sensualidad, sigue bailando y me pregunto, ¿será que se atreverá a desnudarse?. No tuvimos mucho tiempo para acordar los detalles, pero no creo posible, no creo que se atrev… entonces veo su mano derecha dirigiendose a su espalda, se desabrocha el brassier y se lo lanza a Rubí, el público la vitorea. Ella sigue bailando con el pecho desnudo, comienza a jugar con su tanga, la baja un poco de un lado, luego del otro, se dirige hacia unos chicos sentados pegados a la pista, se agacha y permite que le pongan un billete, vuelve al centro de la pista, y entonces, el presentador anuncia que su turno ha terminado.
Una Propuesta indecorosa
Al bajar, se escucha uno que otro abucheo, la gente pide que baile otra canción, lo normal son tres, por lo que a muchos les parece extraño que solo haya bailado una. Uno de los vecinos de mesa se me acerca y me pregunta que quién es la chica con la que estaba, le digo que es mi esposa y queda sorprendido, me cuenta que están ahí por su despedida de soltero. Entonces veo a Mariana salir del vestidor, ya viene vestida con su ropa normal, algunos alcanzan a reconocerla y la animan cuando pasa por las mesas. Al llegar, nuestros vecinos la felicitan y el novio del grupo de la despedida se queda un rato platicando con nosotros. Minutos después se acerca uno de los meseros y nos dice que varios caballeros pidieron a Mariana para un privado o invitarle una bebida, Mariana solo le agradece con una sonrisa, obviamente declinamos las ofertas.
Son las 6 AM, la noche llegó a su fin, vamos en el Uber y en el camino no puedo contener mi excitación, meto la mano entre sus piernas y comienzo a masturbarla, ella no me detiene, sé que está tan excitada como yo, deja salir uno que otro gemido ahogado, volteo a ver al conductor y es evidente que está al tanto de lo que hacemos. Hemos llegado a casa, tan pronto entramos ella se desnuda y la tomo ahí mismo, termino en ella a los pocos minutos. Subimos a la habitación y el juego vuelve a iniciar, baja a mi miembro y me hace venir en su boca. Nos quedamos ahí, tendidos en la cama, extasiados, las escenas siguen repitiéndose en mi mente, recuerdo el momento en que el mesero dijo que habían ofrecido $ por un privado con ella, y le pregunto —¿te habrías animado? —¿A qué? —me responde ella, sé que sabe a lo que me refiero, le reitero la pregunta —A jugar con alguien en un privado, por dinero —se toma unos segundos para responder, meto mi mano en su sexo y comienzo a mover los dedos, sé cómo le gusta —Sí, me habría encantado —responde entre jadeos. Mi miembro que ya no daba para más vuelve a levantarse al escuchar su respuesta, la tomo nuevamente, la sola idea de que alguien pague por estar con ella hace que me vuele la cabeza, curiosamente jamás habíamos tenido esa fantasía. Ambos terminamos al mismo tiempo, esta vez caemos rendidos después de tanta pasión, después de la que originalmente pensamos, sería una noche vainilla.
Conclusiones
Me gusta imaginar que, a pesar de que cada pareja liberal tiene inicios diferentes, la mayoría tenemos una evolución similar, y de algún modo, todos terminamos siendo una mezcla de swingers/vainillas-curiosos. Esta experiencia nos hizo recordar a ambos, que estamos aquí, en este ambiente, no porque estuviéramos ávidos de sexo, sinceramente teníamos buen sexo; si no porque queríamos probar cosas nuevas, vivir nuevas aventuras. Y ahora creo que ser Swinger es más que hacer intercambios y sexo sin compromiso, dispensen lo mamador pero, es más un estilo de vida, es tener la actitud de buscar algo nuevo y aceptar los cambios, atreverse a nuevas experiencias. Como les dije, antes de esa experiencia en el table jamás tuvimos la fantasía de cobrar por un encuentro ni nada similar, de hecho, lo respetábamos en otras parejas, pero nos parecía de mal gusto, sin embargo, ahora es una de nuestras fantasías favoritas, y quizá nunca la vayamos a realizar, pero nos sentimos abiertos a la posibilidad. En fin, sólo queríamos relatarles nuestra historia.
Si tú, como nosotros, ya tienes algunos km recorridos en este ambiente liberal, quizá te hayas sentido identificado con nuestra historia y si es así, nos gustaría saber tu opinión o experiencias, si por el contrario, andas aquí curioseando y apenas coqueteando con la idea de entrar al ambiente, bienvenido.
Si llegaste hasta aquí, agradecemos tu atención, y esperamos que te haya gustado este relato, que como siempre, compartimos con humildad, solo por el gusto de contar nuestras vivencias y postura sobre el ambiente liberal pero no con intención de aleccionar a nadie. Y también nos gusta creer que algunas de nuestras experiencias, pueden ser de ayuda para otras parejas, que como hace tiempo nosotros, estén dando sus primeros pasos por este maravilloso mundo liberal.
Super buen relato. Nada más faltaron las fotos y vídeos de está hermosa Hembra 👌
ResponderEliminarBravo! Excelente relato, digno de un espacio en un periódico local, y sí, nos identificamos totalmente.
EliminarSoy nueva en esto, mi esposo tiene una gran fantasía y quiero cumplirla con él, pero aún siento el nervio de hacerlo y que otra chica me toque … sin embargo no me cierro a la posibilidad de experimentar solo una vez
ResponderEliminarNarrativa interesante de la evolución de muchas parejas. Nostros hemos estado en el ambiente sw por más de 20 años, y después de todo este tiempo coincidimos contigo. Felicidades por el relato.
ResponderEliminarTotalmente de tificados con ustedes. Y eso del table es una de nuestras más grandes fantasías qué no nos hemos animado a realizar pero si nos gustaría hacerlo pronto. Tal como fue tu relato es como lo hemos imaginado
ResponderEliminarHola excelente relato
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